Las expresiones relacionadas a “Salud mental o enfermedad mental”, cada día ganan más adeptos y seguidores en la sociedad, desafortunadamente su utilización en diálogos y narrativas cotidianas no son coherentes y no van en concordancia con la realidad conceptual ni pragmática de lo que realmente es una enfermedad o trastorno mental, contrario a ello se generan erróneas interpretaciones y una construcción colectiva y generacional de mitos urbanos sobre estos importantes pero mal interpretado y sobre utilizados términos.
Para dejar claridad sobre lo anterior, tenga en cuenta lo siguiente: En términos entendibles “el trastorno mental es cuando una persona presenta una alteración tan compleja que genera una disfuncionalidad significativa en múltiples aspectos personales y sociales”. A pesar de la sencillez con la que se pretendió definir este concepto, se podrían generar interrogantes como ¿entonces todos los problemas complejos son trastornos mentales? no siempre, por ejemplo, no se podrían clasificar como trastorno mental las reacciones comunes y predecibles generadas por la muerte de un ser querido cuando en su etapa inicial, tan solo sería la respuesta a un evento doloroso por la pérdida.
Para considerar: No podemos olvidar que el ser humano está inmerso en un contexto sociocultural donde es participe de un sin número de experiencias permanentes y cotidianas que estructuran, construyen y reconstruyen su vida, dichas experiencias podrían generar reacciones positivas y alentadores, mientras otras podrían desencadenar miedo, preocupación y dolor emocional entre otros. Con esto se da apertura a la discusión si reacciones internas que producen dolor emocional significativo y cambios conductuales generados por situaciones problemáticas cotidianas son patológicas, o caso contrario no sería patológico ni anómalo experimentar reacciones ante estímulos de nuestro ambiente, serían entonces reacciones y respuestas que nos hace humanos no enfermos.
Escrito de Opinión. Publicado: 01/03/2022
Por: Psicólogo Gerson Jaimes