Si, se hace un poco de memoria, no se puede olvidar que en él en el 2021 terminaba el año del plan decenal de salud pública, una apuesta del gobierno por una serie de estrategias que intentarían mitigar diferentes problemáticas; dentro de esta política había una “dimensión” (como se denominó a cada área de intervención) específica para la salud mental, la cual se nombró como: “dimensión de convivencia social y salud mental” que a su vez contaba con dos componentes, a. Promoción de la salud mental y la convivencia, b. Prevención y atención integral a problemas y trastornos mentales y a diferentes formas de violencia.
Pero, ¿Qué pasó con la implementación de estas políticas, se tuvo el éxito esperado? Desde lo planteado en el componente a se puede decir que las metas propuestas eran difusas, buscaban objetivos muy ambiguos y difíciles de medir, ya el componente b contaba con una línea más epidemiológica, lo cual establecía unos indicadores muy puntuales de medición, sin embargo, aún no se tienen resultados sobre la ejecución de dichas políticas, pero sí de su desarrollo.
Cada componente proponía una serie de estrategias para lograr las metas propuestas las cuales traían un buen diseño y cada ente territorial debía adaptarla según las necesidades de su contexto, y es allí donde inicia una de las grandes dificultades en la adaptación e implementación, ya que la gran mayoría de municipios del país no contaba con los recursos suficientes para implementarlas de pues debían hacer la disponibilidad presupuestal por el Sistema General Participaciones (el cual era muy limitado y se compartía con otras dimensiones) o con recursos propios (a veces inexistentes para salud pública).
Lo planteado anteriormente nos genera múltiples reflexiones, pero se podría mencionar una en especial, que solo con el diseño de políticas no se pueden lograr cambios significativos, también debe estar el compromiso en la asignación de recursos (económicos, físicos, tecnológicos y humanos), para lograr de esta manera impactos reales y significativos en el tratamiento de la enfermedad mental, la cual se debe intervenir desde la perspectiva interdisciplinar e intersectorial. Se hace necesario que desde las alcaldías y municipios no solo se proyecten o diseñen estrategias, se hace necesario que se ejecuten acciones reales y aterrizadas a las necesidades y realidades de la población y el público en general.
Escrito de Opinión: Publicado 28/03/2022
Por: Darwin Jesús Quintero B. (Psicólogo)